M.A.D. Un socio fundador...

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Siempre en movimiento, siempre cuestionando...

jueves, agosto 24, 2006

Stressman#2: El Paracaídas

CHAPTER 2: El paraca’das de StressMan.
Aranulfo T. LaMal, un semi-aut—mata del sector 3-B de una megacompa–’a de comunicaci—n, se encontraba mirando al monitor de su computador, sin un pensamiento fijo en su cabeza, solamente se encargaba de ver c—mo poco a poco y casi imperceptiblemente el monopolio Òfabricantes de monitores-—pticas' sur’a efecto en Žl. Era un d’a aparentement tranquilo en la jungla de papeleo en el que se encontraba. A ratos examinaba su alrededor a travŽs del reflejo que se generaba en su pantalla.
Era sin dudas un momento de extra–a quietud, como el ojo de un hurac‡n no avisado, como un aviso de pago de una cuenta que nunca se hab’a nombrado antes, como una hamburguesa que sin querer haya ido extra dentro del combo por error. Ah, quŽ momentos...
Pero en seguida Aranulfo vi— con horror que el estrŽs empezaba a subir. La reuni—n de ÒcreativosÓ hab’a terminado, y al abriri la puerta, CŽsar, un Òcreativo de la seci—n F, sali— corriendo de la reuni—n, le di— un buenos d’as a Aranulfo y se lanz— por la ventana a su izquierda, cayendo los 100 pisos con una carcajada hasta el suelo. Era ya el 5to esta semana. Vaya que estaban renovando personal. Para estos casos ya estaba preparado. La gente cre’a que ten’a una joroba, tal vez por la c—moda posici—n sedentaria en la que se encontraba todos los d’a, pero no era as’: ten’a un paraca’das, para casos en que no pueda controlarse por el estrŽs. La pregunta es que no sab’a si tendr’a la suficiente cordura para acordarse de esto y de halar la cuerda.
Y sali— EL. Todo lo sabe, y lo que no lo sabe, no se lo digas. Solamente asiente con la cabeza y repite la œltima frase que haya dicho. Si te pregunta algo, saca algo de alguna pel’cula de negocios que creas que haya dicho algo inteligente. Era el jefe de la compa–’a. Pas— frente a Aranulfo ÁY lo mir—! Seguido de Žl pas— una fila casi interminable de empleados que hac’an desde limpiar los zapatos, extender la alfombra roja, y lanzar flores frente a Žl. El œltimo de ellos iba con una grabadora que tocaba la Marcha Imperial de Star Wars.
Y es que en ese momento se preocup— Aranulfo. QuŽ habr‡ significado esa mirada?? Ser‡ que ten’a algœn oscuro plan trazado para Žl? Ser’a quŽ lo iban a enviar a las oficinas solitarias del sub-s—tano del sector 7G? All’ enviaron el mes pasado a Gomez... y nadie supo nada m‡s de Žl. La leyenda dice que mut— en un ser casi completamente irreconocible, otros dicen que se adapt— a la oscuridad y que ahora no puede salir al sol, otros dicen que de vez en cuando llevan a gente que hace pr‡cticas para que asistan a Gomez, porque necesita vivir a travŽs de sangre humana. Nadie lo sabe, pero Aranulfo se empez— a estresar con la idea de trabajar por all’. Y convertirse en otra leyenda urbana como Gomez, o en una v’ctima humana, que es peor, porque nadie recuerda los nombres de los practicantes.
O... si le dar’an un aumento por... BAH! (yeah, right, aj‡, sim—n, clar’n, simalaya, por supuesto, zafa cucaracha, nah).
O... si de aban cuenta de que estaba saliendo con la hija del jefe, aquella vez que se hab’an visto por primera vez y que se miraron fue un momento en el que... Oh. Acabo de recordar que no fue Aranulfo,sino Garnulfo, el jefe de Aranulfo... bueno, quŽ se va a hacer?
O... si lo despedir’an? NO! Porque en ese momento, con el cabello encrispado, la corbata suelta, los dos botones de su camisa arrancados y sus ojos enrojecidos, Aranulfo T. LaMal se hab’a convertido en StressMan! Y luego de opinar sobre los defectos y otras cosas m‡s de los familiares de todos los presentes, se dirigi— hacia la ventana, pero antes se sent— de nuevo. E hizo la cosa menos inteligente. Hal— la cuerda.

La oficina, junto con Aranulfo ya compuesto, estaban cubiertos casi totalmente por el paraca’das que estaba extendido a lo largo de todo el lugar, desordenando todos los papeles y memos que Žl y todos sus compa–eros hab’an tardado semanas en ordenar y que iban a presentar en una hora. Todos los compa–eros lo observaban con los ojos inyectados, cubiertos todos por aquella s‡bana blanca. Algunos empezaron a llorar, mientras que otros agarraron unos estiletes, ratones, clips afilados y otras cosas m‡s y se dirigieron lentamente hacia aquel sujeto que en vida se llamaba Aranulfo. Un d’a comœn en la vida de StressMan!

Pero... finalmente quŽ ser‡ lo que pasar‡ con Žl? Ser‡ que los clips deber’an ser fosforescentes para que no se pierdan? Ser‡ que el color violeta conbina mejor que el negro en un Skoda? Por quŽ en el Combo, no se define quiŽn es com y bo? Las papas o la hamburguesa? Por quŽ el color amarillo es tan illo? Por quŽ el monitor en el que escribo no aparece un sol, como en el parasol? Estas y otras interrogantes en la pr—xima c‡psula de StressMan!

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