M.A.D. Un socio fundador...

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jueves, agosto 24, 2006

Stressman # 5: Otto Hipnoto

Aranulfo T. LaMal, un semi-autómata del sector 3-B de una megacompañía de comunicación, se hallaba en su hiperreducido cubículo del sector 7G. Estaba con un nivel de stress normal y con su colesterol más subido que el alcohol. Era sin dudas un día normal.

Pero todo cambió en el momento en el que le avisaron que tenía que exponer en la reunión que se realizaba todos los 13 de cada mes, en el que tenía que plantear hacia dónde debía ir la compñía, qué rumbo tomar y cuáles son las medidas sugeridas por una persona común. En teoría eso no suena mal, solamente lo es porque Aranulfo es u poco tímido, y también tal vez porque Alvarez, Juarez, Sanchez, Torricelli, Fontarelli, Bach y Hitler habían sido despedidos sopresivamente luego de dar su informe y sus sugerencias que nunca le agradaron al jefe. Y es que cómo se podría atinar con lo que el jefe pensaba? Y si no decía nada era calificado como si fuera menos que un gramo de plomo en una guerra mundial. Qué hacer? Qué decir?

Por lo que Aranulfo se preparó durante todo el día anterior. Revisó todos los medios, leyó y examinó los noticieros. Revisó la bolsa de valores, revisó sus emails y el costo de la pizza más el valor agregado de la nómina de los trabajadores, menos el seguro de cada uno, más la compensación por las horas extras, por el gasto por kilogramos del consumo de orégano, menos las habicuelas que se ponían ennlugar de las aceitunas y elqueso por metros que se debía constatar. A qué tenía que ver estos cálculos? Tal vez nada, solo que Aranulfo tenía hambre y estaba empezando a pensar en comida.

Pero después Aranulfo revisó también las cotizaciones de la bolsa de valores, y la comparó con los valores de sus equipo de sonido, para verificar el audio y el flujo del sonido en los regímenes fluctuantes de las variaciones del voltaje de su CD player marca ElectroShock.

Después de estas importantes consideraciones, se dirigió hasta su habitual casa que estaba al frente del lugar de trabajo (y sin embargo tenía multas de atraso, ya que siempre incumplía los reglamentarios 5 minutos de almuerzo y por más que se esforzaba no podía ni morder un sandwich en su casa).

En ella revisó todo el material que pudo, a más de ingerir algunos nervocalm para bajar su stress. Pero era inútil: estaba totalmente alterado. Por lo que un amigo que lo llamó impertinentemente al punto que al sonar el teléfono hizo que salte cual gato hasta la lámpara del techo, le sugirió que visite en este momento a un amigo que es hipnotizador, y que podría ayudarlo.

Así que fue, en medio de la fría noche, hacia la casa de su amigo. Y luego volvió a llegar a su casa, ya que no había escuchado bien y ellos irían a su casa. Pero por lo menos fue un bonito paseo en el smog de la noche y con un frío para agarrar una pulmonía y así faltar al trabajo, sin sueldo, por su puesto, pero era lo mejor que podía suceder al fin y al cabo.

Luego con Otto, el hipnotista, estaba Aranulfo acostado en su sofá, y luego Otto logró hipnotizarlo, junto a su amigo ¿, quien finalmente le había propinado un martillazo en la cabeza, ya que Aranulfo no podía relajarse a causa del stress constante que tenía. Qué amigos, caray!

Y había logrado que Aranulfo se metiera en la cabeza que naaa importaba, todo es relax. Todo fluye, como el aceite de un carro viejo. Como el alcohol en alguien con cirrosis, como el tiempo cuando uno está almorzando, como el tambor de... ??? ... juan? (disculpen, no sé que hace el tambor en esta historia, pero fue una exigencia del editor del cuento. Vaya a saber!).

Pero justo antes de que Otto chasquee los dedos, lo inevitable sucedió. Otto cayó fulminado de un ataque cardíaco. El amigo de Aranulfo se hizo humo más rápido que alguien pudiera decir “pies en polvorosa”. Otto yacía en el suelo, mientras que

Aranulfo dormitaba serenamente en un sueño sin estrés


Al día siguiente todos en la oficina se sorprendieron al ver a Aranulfo ingresar a las 11:00 de la mañana, con bermudas, gafas, una gorra al revés, y una camisa floreada sin abotonar, caminar con sus zapatillas hasta su escritorio. Allí el se reclinó y puso los pies en su escritorio. El jefe había llegado y estaba esperando en la oficina para la reunión. A Aranulfo le avisaron y muy lentamente caminó hacia allá, no sin antes ponerse sus audífonos y escuchar su canción favorita “Welcome to the Jungle”, mientras observaba al resto de sus compañeros con aquella música de fondo, ordenando memos, tomando apresuradamente café, corriendo de un lado a otro sin aparente raón, mientras que otro estaba que se peleaba con su máquina, que emitía un Cuack, y le mostraba en pantalla un error tipo 11. Ah... la vida sin estrés, pensaba.

Ingresó en la sala de reunión. La sorpresa de todos fue evidente, incluso la del jefe que estaba mirándolo. Aranulfo miró los slides y colocó algunos que solamente proyectaron imágenes en primer plano de su trasero. Luego hizo que corrieran el video que trajo, y se sentó con unas palomitas a ver Star Wars, Episodio V: El imperio contraataca.

Nadie dijo nada. Todos pensaban que el jefe lo iba a sacar en una funda plástica, en pedacitos y seguramente a algún chifa cercano (como a Hols, la semana pasada, aunque nadie puede confirmar eso, excepto Jauar, que mordió su carnet cuando estaba en un chifa no muy lejos de allí).

Al final, Aranulfo dijo que no tenía sentido nada de esto, y que solamente había que hacer las cosas bien. Que esto era solamehte un punto más en la burocracia, y que si querían la opinión de alguien común y corriente, por qué no secuestraban o “invitaban” a quien esté parado fuera de la puerta y le preguntan?

El jefe en ese momento se levantó. Se acercó hacia él y lo observó. Tenía los ojos fijos en él. Los demás ejecutivos especulaban y se pasaban billetes apostando sobre la manera en que iba a desaparecer Mr. LaMal. Pero se escuchó un ooooooohhhh general cuando el jefe le extendió la mano.

El jefe estaba admirado por la simpleza de la respuesta que la nube de ejecutivos que lo rodeaba no le decía, ya que repetían lo que quería oír. Estaba tan maravillado por la respuesta que estaba realmente de buen humor, gracias a la película que en mucho tiempo no había visto tampoco. Entonces chasqueó los dedos al recordar el preguntar el nombre de tan ejemplar empleado.

Aranulfo al escuchar el chasquido salió de su trance, y al darse cuenta de que estaba frente al gran queso del pastel se alteró inmediatamente. Con el cabello encrispado, la corbata suelta, los dos botones de su camisa arrancados y sus ojos enrojecidos, Aranulfo T. LaMal se había convertido en StressMan! Y solamente gritaba como mono enjaulado, ya que sus neuronas se habían disparado y sus canicas se habían saltado y sus tornillos se habían perdido. Y empezó a saltar en la mesa del directorio, y a colgarse de la lámpara, y a saltar luego de un escritorio a otro, gritando cual mono asustado.

El jefe solamente lo miró y dijo que necesitaban de más empleados creativos. Nunca supo el nombre, pero ordenó que le descontaran el 10% por escándalo en el área de trabajo. Qué remuneración! (ya que el memo normalmente es del 50%! Es un jefe noble).

Qué pasará al día siguiente cuando recobre la cordura? Qué pasará cuando se tope con sus compañeros a quienes les había arruinado su orden preestablecido? Qué pasará cuando se entere de que estuvo a punto de ser tomado en cuenta? Qué pasará con Otto, el cual ahora es banquete para los roedores de la casa de Aranulfo? Por qué nunca el papel couche, se escucha? Estas y otras interrogantes en la siguiente cápsula de StressMan!

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